La que rige en Mendoza es resistida por la industria, según advierte Mario Leiva, presidente de la entidad valletana que -este martes- celebra 50 años de su creación. Fuerte cuestionamiento al “populismo” y a “empresarios que le son funcionales”.

La producción agrícola del Valle de Uco, en el Centro-Oeste de Mendoza, también sufrió -como la del resto de la provincia- el duro golpe de las heladas primaverales. Aunque tuvo claroscuros. Los daños fueron muy fuertes en durazno para industria, por ejemplo; y de uva blanca no quedó nada. Las tintas parece que vienen bien, y la cereza se salvó, aunque la cosecha fue menor este año.

Pero los referentes de la zona dicen que, dentro de todo, “al problema climático lo vamos sobrellevando”. Lo peor es que las cuentas no terminan de cerrar. Por varios motivos. Para enumerarlos bastaría con repasar las crónicas de los últimos veinte años… por poner un número que no resulte tan lejano en el tiempo para algunos de nuestros lectores. Pero también porque ciertos problemas comenzaron a cobrar dimensión apenas despuntado el nuevo siglo/milenio.

En efecto, durante las últimas dos décadas, año tras año, hemos oído -y escrito- casi el mismo detalle. Tanto que, como cuando éramos niños y jugábamos a repetir una palabra hasta lograr que perdiera sentido, esa repetición podría diluir el significado de la mezcla de conceptos que explican los males de un vasto universo de la producción agrícola de Mendoza, y de buena parte del país.

Lamentablemente, esto no es un juego. Porque, aunque sigue habiendo alimentos en las góndolas, cada vez son menos los que los producen. Como hace mucho ya que “las cuentas no terminan de cerrar”, cada año se produce el lento “goteo” de productores que van quedando fuera del sistema. No se nota, porque raramente las tranqueras dan a la ruta, y no es frecuente que la gente (incluidos los políticos) se “aventuren” por los caminos rurales. Porque parece que por ahí no hay mucho que interese… y, además, suele ser difícil transitarlos.

Estas consideraciones -que corren por nuestra cuenta- surgieron de un extenso diálogo que mantuvimos, a la distancia, con Mario Leiva, presidente de la Sociedad Rural del Valle de Uco. La entidad con sede en San Carlos, Mendoza, cumple 50 años este martes (28 de diciembre) y, al margen de sumarnos a la celebración, quisimos tener la visión del dirigente de los productores valletanos sobre la situación del sector agropecuario y agroindustrial de su zona, y los probables escenarios futuros.

ALTOS COSTOS, PRECIOS BAJOS
“Al problema climático lo vamos sobrellevando”, dijo Leiva. “Lo que es inmanejable son los costos y los precios de la producción. Hoy los costos están desbordados, no hay referencias, todos los días cambian”.

Por ejemplo: “Si hablamos del ajo, que es la hortaliza más fuerte que tenemos para el invierno, pasamos de un costo de producción (promedio) de USD 6.000 la hectárea hace un año, a USD 9.000 la hectárea; y el precio que recibimos por el producto no acompaña en la misma proporción”.

Se lamentó, porque “una vez más, estamos desfasados”. En el caso del ajo, “el productor que no tiene muy buena calidad (hablamos de un ajo muy bien hecho, con tecnología, con un protocolo que se respeta), sale ‘empatado’… o directamente pierde lo invertido”.

Atribuyó ese “desborde” de costos a la amplia asimetría entre el dólar implícito en el precio de los insumos de producción, y el equivalente que reciben al vender sus productos. “Estamos gastando a un dólar de $ 200 y estamos vendiendo a un dólar de poco más de $ 100. Es el primer problema que tenemos”. Esto, como síntoma de “una macroeconomía que se ha vuelto inmanejable”, afirmó Leiva. Esos desajustes se reflejan también en el costo de la energía eléctrica y en el combustible… “en todos los insumos”, resumió.

LA CRISIS DEL AGUA
Para colmo, “sigue la crisis hídrica y, si bien el programa Mendoza Activa (que implementó el Gobierno de Mendoza para financiar actividades productivas) fue una buena idea y movilizó recursos para la compra de maquinarias y la instalación de sistemas de riego, necesitamos por lo menos seis veces más fondos para que empiece a notarse en el territorio”, evaluó el ruralista del Valle.

Es que “cada temporada es más necesario invertir en tecnología de riego intrafinca (porque no se puede seguir regando por surco,) y en obras estructurales en el Valle de Uco”. Por ejemplo, “los reservorios Dumas y Altamira, dos obras -ya diseñadas por el Departamento General de Irrigación- que son de bajo costo relativo, considerando su alto impacto positivo”.

Leiva explicó que “con unos USD 25 millones (es lo que suma, aproximadamente, la inversión estimada para ambos proyectos) se podría abastecer adecuadamente a la superficie que está en producción, y asegurar el riego de 1.000 hectáreas nuevas”.

Remarcó que “el agua es escasa, y cada día más cara, y sería una forma directa de bajar los costos”; y apuntó que “antes, la energía eléctrica para riego representaba el 3% del costo de cualquier cultivo en Mendoza, y hoy representa entre el 20% y el 25%”.

NO HAY CRÉDITO AGROPECUARIO
Reconoció que “la Provincia de Mendoza tiene herramientas, como el Fondo para la Transformación y el Crecimiento, que ha financiado la instalación de sistemas de riego por goteo o alguna maquinaria nueva, pero el Fondo es muy chico, y los bancos son muy exigentes”.

Puntualizó que “los bancos no ofrecen condiciones adecuadas para financiar nuestras actividades productivas”. Precisó que “hoy, el crédito más barato en el Banco de la Nación tiene una tasa de 30%… dígame qué producto -de los que nosotros podemos vender- da lo suficiente para cubrir ese costo, y a eso hay que sumarle gastos, por distintos conceptos”. Fue terminante al afirmar que “conociendo los sistemas de crédito para el campo en otros países, está claro que no tenemos crédito agropecuario en Argentina; el Banco Nación dejó de ser un banco para la producción”.

RÉGIMEN LABORAL A MEDIDA
La legislación laboral es otro punto importante en la agenda de los productores regionales. Una preocupación que tomó particular dimensión hace algo más de quince años, y sobre el que Leiva fue descarnadamente sincero: “Hasta que nuestros legisladores no se sienten y piensen en una ley laboral para las economías regionales -dijo- nosotros no vamos a poder salir de la clandestinidad”.

Aseguró que “esto es una realidad, no hay que mentirse más; no se puede trabajar 100% en blanco y no hay un régimen que facilite las cosas”. Subrayó que “mucha gente no quiere que el productor la ‘blanquee’ por temor a perder cualquier tipo de asistencia que reciba del Estado”.

“Hace años que seguimos con el mismo problema; tiene que haber un régimen especial para las economías regionales. No solamente para la de Mendoza. Toda producción agrícola mano de obra intensiva, que se desarrolle en cualquier lugar del país, debe tener un régimen distinto. No lo estoy inventando yo; está siendo aplicado en el mundo”, afirmó.

EL ACUERDO DE PRECIOS
Sobre el escenario del negocio vitivinícola, Leiva dijo que “las exportaciones de vino embotellado están batiendo récords; vamos a ver con qué nos salen los bodegueros cuando empecemos a hablar de precios”. Agregó, con ironía: “esperemos que no nos digan que no les dan los costos y que están fundidos”.

Sobre este punto reveló que “esta semana empezamos a trabajar con nuestro equipo técnico (como hicimos el año pasado) en el análisis del precio de la uva”. Espera que antes de fin de enero puedan tener una proyección de precios para la uva de la vendimia 2022.

Al margen del número al que puedan llegar los técnicos de La Rural, el presidente de la entidad indicó que “lo que no quiere la industria es firmar un contrato con el productor”. Los bodegueros “quieren seguir trabajando en forma jurásica, ‘traéme la uva y después te digo lo que vale’. Pasa con el ajo también, y pasa con la fruta”.

NACIONALIZAR LA LEY
Mario Leiva reivindicó “lo que hemos logrado con la Ley 9252”. Esa ley (modificatoria de la 9133), vigente en Mendoza, establece entre otras cosas- que antes de iniciada la cosecha, el Gobierno tiene que reunir a representantes de la producción primaria y de la industria para que acuerden el precio de la materia prima y condiciones de pago, entre otros aspectos de interés para las transacciones comerciales. Regula, asimismo, el registro de contratos de compra-venta.

Pero aseguró que la industria “se resiste a cumplir, con argumentos insostenibles” lo que establece la norma. Al margen de exigir su cumplimiento, el dirigente va más allá cuando adelanta que “ya les estoy pidiendo a los legisladores nacionales por Mendoza que actúen sobre esta Ley, para nacionalizarla”.

Remarcó que “tiene que haber una ley nacional donde el contrato entre la producción primaria y la industria sea claro, sea posible, y haga sustentable la actividad, porque cada año nos estamos quedado con menos productores”.

Por otra parte, pero siempre en orden a darle transparencia a las relaciones comerciales, reveló que Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), entidad de la que forma parte la Sociedad Rural del Valle de Uco, se apresta a firmar un convenio “con la entidad gremial de los ajeros de Brasil y vamos a tener una pizarra de referencia con el precio del ajo en San Pablo”.

FUERTE LLAMADO DE ATENCIÓN
Este tema está en el centro de las preocupaciones de los ruralistas del Valle de Uco, por lo que “nuestro objetivo institucional para el próximo año, es potenciar esta Ley (provincial, que pretende encarrilar el acuerdo entre productores e industriales) y nacionalizarla”.

En una definición contundente aseveró que “no es casual que el populismo haya ganado tanto espacio” e interpretó que “en gran medida lo ha logrado porque tiene empresarios como éstos que sirven a sus intereses, apretando al que trabaja, y a ellos les conviene este populismo que no establece reglas claras”. Denunció que “de esta manera, unos y otros mantienen espacios de poder”, e hizo un enérgico llamado: ¡A ver si empezamos a decir la verdad en este país!”.

Mario Leiva se declaró “a favor de la producción, a favor de la integración de las cadenas, pero la Industria tiene que cambiar su enfoque, tiene que preocuparse por ganar mercados, no apretar al productor”. Aunque… “también los entiendo, porque con estas condiciones macroeconómicas, tienen que ajustar por algún lado para poder competir, pero en lugar de ajustarnos a nosotros, tendrían que salir a pelear con nosotros por una realidad distinta”.

CAMPO ANDINO.

La Sociedad Rural del Valle de Uco impulsa una Ley Nacional que obligue a industriales y productores a firmar acuerdos de precios y condiciones de pago de materias primas